Por ello, y como sabía que el pasado mes de mayo se tenía que haber hablado de ello en el Sicarm, he ido directa a buscar información sobre esa ponencia. Y sí, me he sorprendido, pero no de los boletines 2.0, sino de la cantidad de gente que está de acuerdo en lo mismo: la conferencia se convirtió en un espacio para la publicidad.
¿Por qué resalto esto? Porque no es algo aislado, que haya pasado sólo en el Sicarm. En todos los congresos, convenciones o similares hay alguien que aprovecha sus "minutos de gloria" para dar a conocer las maravillas de su producto o de su trabajo, sin darse cuenta que el resultado es precisamente el contrario: la gente se aburre, muchos se van, otros se dedican a hacer otras cosas mientras el ponente o el presentador hablan... en definitiva, que se va a hablar de periodismo sin tener ni idea. Alguien debería decirles que lo que más se agradece en una ponencia es que se pueda disfrutar, que se aprenda y que sea entretenida, y aunque es algo que he visto hecho realidad muy pocas veces, que lo intenten al menos es algo que se agradece.
Por eso creo que es necesario dar dos toques de atención. El primero a muchos ponentes: los espacios gratuitos para la publicidad son para otro momento, aburren y no llevan a ningún sitio. El segundo, a los organizadores de los congresos: ponencias así quitan calidad a las jornadas y, además, son las que recuerdan los asistentes cuando se vuelve a organizar un congreso igual. Sé que es difícil de preveer, pero habría que replanteárselo.
Y ojo, que no estuve allí y, por eso, hablo en general.
0 comentarios:
Publicar un comentario